PASÓ EN MI BARRIO “TOSCANITO” POR HÉCTOR ACOSTA
El hombre parecía no claudicar en su empeño contra el olvido. Y cuando éste parecía insinuarse ya estaba él, aparecido de la nada, sin que nadie lo invocara, como una sombra más en un oscuro rincón del café Crámer. Con su inmemorial traje gris, sombrero de fieltro con cinta que había sido morada, moño negro a medio hacer y un apagado Avanti cortado al medio. Sacaba la guitarra de un manoseado estuche de cartón y como quien no quiere la cosa comenzaba a entonarla sin apuro. Luego se acompañaba con su gastada voz, desgranando anacrónicas décimas y letras de canciones ya pasadas de época. Su cadencioso decir se entreveraba con los paganos sonidos del café; “mato y paso …” – “al fondo a la izquierda...”- “pobre mi madre querida…” - “mozo, otra Chisotti” – “Era rubia y sus ojos celestes... oh pulpera que no fuiste mía...” - “contraflor al resto” – “cómo lloran por ti las guitarras... las guitarras de Santa Lucía...” y en la pared, una impúdica mujer exhibe su desnuda figura (abril de...