“RALPH HERNE” NOVELA DE GUILLERMO ENRIQUE HUDSON… ACTUALIZADA

Había leído el ‘Ralph Herne’ de Hudson allá por el 2005 o 2006 en una traducción de Alicia Jurado. Pero es cierto que a cada libro que uno lee, cuando lo termina y lo regresa al anaquel correspondiente de su biblioteca, lo que vuelven son dos libros: el argumento o el hecho histórico que se relata o la lírica de un poema, pero. además, vuelven incorporadas, las vivencias que tuvo el lector durante el tiempo que le ocupó la lectura. La vida propia.

Pues algo así me pasó con Ralph Herne, pues en aquel principio del milenio, la traducción de Jurado fue una lectura más de la obra del imperecedero autor y naturalista quilmeño, de la que mi tía Ana Hutchison, fervorosa hudsoniana, me había hecho mucho antes algunas traducciones de su propio coleto, ya que su padre John Hutchison había hecho un viaje similar, pero a fines del siglo XIX y quizá con imponderables semejantes.

Esta nueva traducción de Roberto Tassano para Buenos Aires Book, me conmovió. Me conmovió grandemente porque mientras la leía en torno mío en torno nuestro, en el mundo se estaba viviendo una conflagración que nos globalizó más que nunca y con nada en la historia de la humanidad. Por supuesto que hoy, con más armas de combate científico, técnico y social, pero similares sentimientos y emociones. Lectura que se agregó a la que tantos hicimos de “Diario del año de la peste”, de Daniel Defoe (1722) y “La Peste” de Camus (1947)

El joven médico busca nuevos rumbos para superar la pobreza en que transcurrió su infancia, los primeros años de su vida y los entregados al estudio, ya que Inglaterra no ofrecía un puente para superarla y supone que en otros suelos propicios para el progreso hallará el destino anhelado. ¿Habrá Hudson buscado lo mismo cuando en 1874 atraviesa el puente oceánico? Pero, lo imprevisto sorprenden al joven con uno de los males más cruentos que vivió la ciudad de Buenos aires en el siglo XIX, donde caerán miles de personas y él podrá presentarse como protagonista ejerciendo su profesión y luego sufriendo la peste, hasta que el amor correspondido 

Ralph Harne se publicó desde el 4 de enero al 14 de marzo de 1888, en siete entregas de folletín en la Revista Youth, un procedimiento que hizo auge en el siglo XIX y cuyo desarrollo y evolución refiere tan rigurosamente la profesora María Rosa Mariani en este mismo libro bajo el título “Ralph Herne el hijo que Hudson negó”.

Lo histórico se ajusta a la creatividad narrativa. Una amalgama acertada entre un hecho histórico, una obra de arte pictórico y una novela sostenida entre la ficción y la realidad.

La epidemia devastadora que en 1871 asoló Buenos Aires es el personaje no persona en torno al que se mueve la trama; un óleo sobre tela, 2,30 × 1,80 del artista uruguayo Juan Manuel Blanes titulada “Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires”, dispara el relato que Hudson resume en el preámbulo: “Es una historia que vale la pena narrar: la mala fortuna que superó un joven extranjero en una tierra extraña, su amor y su pérdida y la tierna comprensión femenina que al final lo salvó y purificó, el sublime coraje y la devoción con que lucho contra un mal más poderoso que el hombre” y termina el párrafo: “Estas cosas emiten un tono arcoíris de romance sobre la penumbra moral que por largos meses lo abrazaron, y de la que había escapado tan felizmente”.

Afortunadamente ese año fatal, Hudson estaba en el sur, en la Patagonia, pero las impresiones y vivencias que le produjo la realidad con que se encontró al volver a Buenos Aires perdurarán para siempre en su mente y en sus sentimientos, y las evocará en “Ralph Harne” años después.

Está presente el romance, la conquista y el antagonismo, algo novedoso pues pareciera ser que Hudson fue siempre reacio a dejar constancia de su vida sentimental.

Como toda su prosa es sencilla y fácil. Conrad, uno de sus pocos amigos cercanos, calificó su trabajo literario: “escribía como crece el pasto”, frase que nos hace imaginarlo, inclinado sobre el papel, emponchado con una manta sobre los hombros para sobrellevar el rigor en una noche brumosa del invierno londinense retrotrayéndose con en el correr de su pluma a esa Buenos Aires que el dejó 3 años después de esa tragedia.  Y Emilio Mac Donagh, refiriéndose a su literalidad, escribió para La Nación en 1928; “… su fidelidad para con lo genui­no se percibe aún en aquellas páginas en donde el sentimiento se exhibe taraceado por la aptitud literaria: allí donde necesitaba exponer limpiamente para un público cuya mesura aristocrática prefiere lo anguloso a lo relleno.” 

Algunos ubican Ralph Herne en el género cuento siento, siento con un atrevido parecer, que el más acertado es el de nouvelle que en 1880 aún no se había calificado, pues sin ser una novela por la extensión la historia tiene más de una trama, tiene una estructura variable y la narrativa es compleja, una de las primeras fuentes de la historia y la literatura de ese avatar de la historia argentina. El mismo calificativo le cabe a “El ombú”, cuento largo o novela corta. 

Si bien como Conrad, su amigo, Hudson mantuvo un halo en oscuridad en su vida, en su obra siempre hay un reservorio para que lo descubramos y esta nueva traducción y publicación de Roberto Tassano y la Editorial Buenos Aires Books es una oportunidad para revelarlo, en vísperas del centenario de su fallecimiento.

El sábado 5 de junio, mes del libro, de 2021 se presentó Ralph Herne en ZOOM  acuciados por el covit19.

Juan Manuel Blanes - Guillermo Enrique Hudson

EL TRADUCTOR

Roberto Tassano además de editor y librero es autor, dedica su vida a la hacer accesible la cultura universal a través del libro.

Sus ancestros fueron parte de la inmigración protagonistas de la tercera fundación de Quilmes. Su tatarabuelo Pedro Tassano en 1882 creó la primea escuela privada del incipiente pueblo de Bernal. Su padre Jorge y su tío Oscar gestaron la legendaria “Bolsa del Libro”, pionera del préstamo de textos universitarios e n numerosos ciudades del país.

Roberto ha dirigido sus esfuerzos con Buenos Aires Books para llevar al anaquel obras de historia local y de autores nacionales como Guillermo Enrique Hudson, Jorge Colombo, Tito Narosky, Felipe Arocena, Chalo Agnelli y la Asociación Historiadores Los Quilmeros instituciones de la que es integrante, así como reedición de libros puntuales de nuestro acervo literario y cultural. Desde su juventud cultivó el estudio técnico-científico a partir de su paso por la escuela industrial Paula Albarracín de Sarmiento (El Chaparral), la UTN (Facultad Regional Avellaneda) y el periodismo científico desde sus estudios en la Fundación Campoamor (Luis Federico Leloir) a partir de las clases magistrales del Doctor Enrique Belocopitow.

Actualmente es el Coordinador de Actividades Culturales en el Museo Histórico Provincial Guillermo Enrique Hudson y miembro de la Asociación Historiadores Los Quilmeros, y brinda charlas sobre temas ambientales y en especial Cambio Climático.

Sábado 5 de junio de 2021

Chalo Agnelli, hudsoniano.

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