"SILUETAS EN LA ARENA" 'NOUVELLE" DE ANGÉLICA BEATRIZ LACUNZA
La Editorial "Mara Riganis"
de Andrea M. Centrella ha publicado el año pasado una novela o
"nouvelle" - como prefiere calificarla su autora - que nos trae una
Angélica Beatriz Lacunza que no conocíamos, "Siluetas en la Arena", novela breve que nació en Bernal, en el otoño de 1987, en complicidad con su compañero el artista plástico Enrique Gorla "... de la profunda evocación que Él y Vicky Milou hicieron desde sus más lejanos recuerdos".
El sábado 16 a las 17 hs. en el Centro Cultural Hilda Perata, la Biblioteca Popular Pedro Goyena, EXANQUI (Asociación de Ex alumnos de la Escuela Normal de Quilmes) y la Asociación Los Quilmeros presentarán este libro acompañados con la voz del cantautor Julio Lacarra que fue alumnos de "Biche" en el magisterio. La apertura del acto estará a cargo de, otros quienes fuimos sus alumnos Ana Aispurú, presidenta de la Goyena, Chalo Agnelli y Andrea Centrella su editora.
El sábado 16 a las 17 hs. en el Centro Cultural Hilda Perata, la Biblioteca Popular Pedro Goyena, EXANQUI (Asociación de Ex alumnos de la Escuela Normal de Quilmes) y la Asociación Los Quilmeros presentarán este libro acompañados con la voz del cantautor Julio Lacarra que fue alumnos de "Biche" en el magisterio. La apertura del acto estará a cargo de, otros quienes fuimos sus alumnos Ana Aispurú, presidenta de la Goyena, Chalo Agnelli y Andrea Centrella su editora.
PERO ¿QUÉ ES SILUETAS EN LA ARENA?
Decía Jorge Luis Borges “No hay literatura sin poesía, aunque hay literatura que no han llegado nunca a la prosa. Diríase que el hombre canta antes de hablar”.
Cuando comencé a leer “Siluetas en la arena” lo hice con la ávida curiosidad de comprobar cómo fue para una poeta tan consustanciada con la lírica, es decir impregnada de todo lo que es propio y único de ese género, lanzarse a la narrativa y me encontré con que el ropaje poético reviste la narrativa toda de “Siluetas en la arena”.
No es un romántico culebrón si bien el romance se trasluce en cada página, sensualidad, deseo, intimismo. Tampoco es una novela lineal, ni fantástica o psicológica. No vayan a buscar eso. Es una novela de sensaciones.
El narrador se bifurca alternándose y refiriéndose mutuamente, el uno al otro. Viky Milou y Él (o Erlor y Rombos) no adquieren identidad por sí mismos, directamente, sólo en la lectura cada uno de ellos revela al otro, lo delimita. Ellos marcan la estructura de toda la “nouvelle” (como prefiere calificarla su autora)
Y, entre ellos, entre los protagonistas, el lector se encuentra con varias presencias: la presencia de personajes: la Hermanita, Vladimir, Sun Li; la presencia constante de los objetos entrelazados con la vida que reviven como un juego de memoria tangible: una jarra de peltre, una diadema, una naturaleza muerta, el pesebre de figuras de miga de pan que armaba el tío en el galpón, un vestido de organdí, un escarabajo de ébano, “El Tesoro de la Juventud” y “La Cabaña del Tío Tom”, el molino que le trae los sonidos del recuerdo…; resabios de infancia, de adolescencia en olores y rincones superpuestos. Y también las presencias del Oriente, Venecia, Uxmal… y, por sobre todos, el objeto conductor de la obra, un camafeo que representa las ilusiones, el placer de la calma, los juegos secretos del arte, el coraje ante la muerte, la supresión de la soledad, la libertad espiritual…
A la riqueza lingüística de la ‘nouvelle’ se le suman las Siluetas que vuelven como un sueño al tiempo real, ese río incesante que pasa como la vida y a lo lejos el horizonte inalcanzable. “El tiempo se desvanece en inexorables vertientes de arena que atraviesan un orificio de cristal”.
Siluetas en la arena es una búsqueda. Cada uno hallará lo que su pericia le permita antes que el agua avance y lo borre todo. (CHALO AGNELLI)
Decía Jorge Luis Borges “No hay literatura sin poesía, aunque hay literatura que no han llegado nunca a la prosa. Diríase que el hombre canta antes de hablar”.
Cuando comencé a leer “Siluetas en la arena” lo hice con la ávida curiosidad de comprobar cómo fue para una poeta tan consustanciada con la lírica, es decir impregnada de todo lo que es propio y único de ese género, lanzarse a la narrativa y me encontré con que el ropaje poético reviste la narrativa toda de “Siluetas en la arena”.
No es un romántico culebrón si bien el romance se trasluce en cada página, sensualidad, deseo, intimismo. Tampoco es una novela lineal, ni fantástica o psicológica. No vayan a buscar eso. Es una novela de sensaciones.
El narrador se bifurca alternándose y refiriéndose mutuamente, el uno al otro. Viky Milou y Él (o Erlor y Rombos) no adquieren identidad por sí mismos, directamente, sólo en la lectura cada uno de ellos revela al otro, lo delimita. Ellos marcan la estructura de toda la “nouvelle” (como prefiere calificarla su autora)
Y, entre ellos, entre los protagonistas, el lector se encuentra con varias presencias: la presencia de personajes: la Hermanita, Vladimir, Sun Li; la presencia constante de los objetos entrelazados con la vida que reviven como un juego de memoria tangible: una jarra de peltre, una diadema, una naturaleza muerta, el pesebre de figuras de miga de pan que armaba el tío en el galpón, un vestido de organdí, un escarabajo de ébano, “El Tesoro de la Juventud” y “La Cabaña del Tío Tom”, el molino que le trae los sonidos del recuerdo…; resabios de infancia, de adolescencia en olores y rincones superpuestos. Y también las presencias del Oriente, Venecia, Uxmal… y, por sobre todos, el objeto conductor de la obra, un camafeo que representa las ilusiones, el placer de la calma, los juegos secretos del arte, el coraje ante la muerte, la supresión de la soledad, la libertad espiritual…
A la riqueza lingüística de la ‘nouvelle’ se le suman las Siluetas que vuelven como un sueño al tiempo real, ese río incesante que pasa como la vida y a lo lejos el horizonte inalcanzable. “El tiempo se desvanece en inexorables vertientes de arena que atraviesan un orificio de cristal”.
Siluetas en la arena es una búsqueda. Cada uno hallará lo que su pericia le permita antes que el agua avance y lo borre todo. (CHALO AGNELLI)
BICHE
Próximos sus 90 años, en la plenitud de una existencia llena de matices, logros y desconciertos, como la de todos, pero con la particularidad que a la docencia que ejerció con honesto compromiso y abriendo huellas motivadoras en muchos de quienes fuimos sus alumnos, le sumó, en simultáneo, la poesía que, como la definió Martín Heidegger: "... es la fundación del ser por la palabra; poéticamente hace el hombre su habitación en la tierra".
Próximos sus 90 años, en la plenitud de una existencia llena de matices, logros y desconciertos, como la de todos, pero con la particularidad que a la docencia que ejerció con honesto compromiso y abriendo huellas motivadoras en muchos de quienes fuimos sus alumnos, le sumó, en simultáneo, la poesía que, como la definió Martín Heidegger: "... es la fundación del ser por la palabra; poéticamente hace el hombre su habitación en la tierra".
Después de muchos años de no publicar, llegó a Andrea M. Centrella, joven editora, quien logró tras algunas insistencias obtener "Siluetas en la arena".
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| Trabajos de Enrique Gorla y Aldo Severi |
Enrique Gorla y Biche Lacunza
Esta novela que pronto se presentará en Quilmes, está disponible en las librerías: El Monje: Alsina 285; Ramos: Mitre 579 ambas de Quilmes y Ramos librería de la Biblioteca Pública y Complejo Cultural Mariano
Moreno. Belgrano 450 de Bernal; o información y pedidos a: marariganis@outlook.com.
SOBRE ANGÉLICA
BEATRIZ LACUNZA
* Ver en EL
QUILMERO del miércoles, 21 de febrero de 2018
ANGÉLICA
BEATRIZ LACUNZA Y LA POESÍA EN QUILMES
* Ver en LAS
LETRAS DEL QUILMERO del viernes, 16 de marzo de 2018
* Ver en
EL QUILMERO del miércoles, 9 de mayo de 2018
miércoles, 23
de enero de 2019
Crónica Chalo Agnelli
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