"PÓRTICO QUILMEÑO" DE ARMANDO BUCICH
Bajo
el sauzal la playa pensativa,
el campo verde, la barranca altiva,
y en el torreón de la barranca, erguido,
Quilmes ha un siglo reposando está;
el Plata le custodia y le acaricia,
pero a veces, crispado en la tormenta,
grita, se estira, hiérguese y revienta,
y a herir el pie de sus cimientos va.
Vibran aún en las riberas combas
el rumor de los llantos calchaquíes,
el recio “¡Au right!” de Berresford, las bombas
de la escuadrilla homérica de Brown;
y asómanse a escuchar, sobre la loma,
las largas chimeneas industriales,
las románicas torres parroquiales
y el techo rojo de un “cotage” sajón.
Entre el cantar de horneros y torcazas,
el campo verde, la barranca altiva,
y en el torreón de la barranca, erguido,
Quilmes ha un siglo reposando está;
el Plata le custodia y le acaricia,
pero a veces, crispado en la tormenta,
grita, se estira, hiérguese y revienta,
y a herir el pie de sus cimientos va.
Vibran aún en las riberas combas
el rumor de los llantos calchaquíes,
el recio “¡Au right!” de Berresford, las bombas
de la escuadrilla homérica de Brown;
y asómanse a escuchar, sobre la loma,
las largas chimeneas industriales,
las románicas torres parroquiales
y el techo rojo de un “cotage” sajón.
Entre el cantar de horneros y torcazas,
y
el clamorear de pitos y campanas,
aparecen radiantes las mañanas
como un himno al Trabajo y al Deber;
y diz que en el crepúsculo sombrío,
cuando el oleaje azul la costa arrambla,
aparecen radiantes las mañanas
como un himno al Trabajo y al Deber;
y diz que en el crepúsculo sombrío,
cuando el oleaje azul la costa arrambla,
las
Náyades rosadas del gran Río
se trepan, bulliciosas, a la Rambla,
¡y surgen en triunfo por las calles
con mágica apariencia de mujer!
se trepan, bulliciosas, a la Rambla,
¡y surgen en triunfo por las calles
con mágica apariencia de mujer!
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