GÉNERO EPISTOLAR - CARTA DE DORA CARRINGTON A LYTTON STRACHEY (TRAS SU MUERTE)
Dicen que tenemos que
mantener nuestras pautas y nuestros valores vivos. Pero ¿cómo voy a poder yo,
si solo los conservaba por ti? Todo era por ti. Amaba la vida únicamente porque
tú la hacías tan perfecta; y ahora ya no queda nadie con quien contarse chistes
o hablar de Racine y de Moliere, de planes, de trabajo y de la gente.
Soñé otra vez contigo la otra noche. Y cuando me desperté fue como si acabaras de morir. Cada día lo encuentro más difícil de soportar, pues ¿para qué vivir ahora?
Soñé otra vez contigo la otra noche. Y cuando me desperté fue como si acabaras de morir. Cada día lo encuentro más difícil de soportar, pues ¿para qué vivir ahora?
Echo un vistazo a
nuestros libros preferidos e intento leerlos, pero sin ti no me dan ningún
placer. Me acuerdo solo de las noches en las que tú me los leías en voz alta, y
entonces lloro. Me siento como si hubiéramos almacenado todo nuestro trigo en
un granero para hacer pan y cerveza el resto de nuestras vidas, y el granero
hubiese ardido hasta los cimientos, y nosotros contempláramos las ruinas carbonizadas,
de pie, una mañana de invierno. Pues en esta habitación estaba la cosecha de
nuestra vida juntos. Toda nuestra felicidad estaba sobre ese fuego y con esos
libros. Con Voltaire bendiciéndonos, la mano alzada sobre el muro... Es
imposible concebir que nunca más me sentaré contigo y escucharé tu risa. Que
cada día del resto de mi vida tú no estarás.
[Lytton Strachey murió en enero de 1932 y Dora Carrington se suicidó en marzo
de ese mismo año.]
Imagen: Retrato de Lytton realizado por Dora Carrington
Imagen: Retrato de Lytton realizado por Dora Carrington
Por Celia Valdelomar
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