"EL RÍO SE FUE" POR BIBIANA COLUBRET



AL RESCATE
Por Bibiana Colubret

“El viento del sudoeste es lo­co. Viene galo­pando sobre la polvareda y sus rebencazos re­lampaguean en el atardecer. Se ríe hasta las lágrimas, se mete en todas partes con bufidos y chaparrones...
Si la vida y la literatura se nutren de analogías y azares ¿por qué no ima­ginar que los hechos que cuenta el refi­nado Manuel Mujica Láinez [1]en "Pas­tor del río" tuvieron como escenario las costas quilmeñas?
Los datos suministrados por los historiadores de Quilmes citan la gran bajante del 30 de mayo de 1792 y dan los nombres de dos antiguos ve­cinos, Ramón de Udaeta y Francisco Ca­sares que por tra­dición oral reco­gieron la noticia de la excursión a caballo hasta las cer­canías de Colonia, Uruguay, en esa fecha. 
Ya Concolorcorvo en "Lazarillo de ciegos caminantes" (1773), hace alu­sión al viento del sudoeste, causante de la retirada del río. "Los pamperos, que son unos vientos fuertes, desde el suroeste, incomodan bastante por su violencia y en las campañas hacen estremecer las carretas que cargadas tienen de peso doscientas arrobas." 
Dice el Dr. José A. Craviotto en "Quilmes a tra­vés de los años" que también una gran bajante del 13 de agosto de 1806, deter­minó la varadura del Justine de la escuadra de Popham permitiendo que fuese tomada por un piquete de ca­ballería. Otra, en 1934, posibilitó ex­traer restos de un buque, probablemente el bergantín brasileño Dous dezembro que hizo explosión en el combate del 24 de febrero de 1827, frente a Quilmes.
Cuesta pensar en un río sin río, en una llanura de arena y barro, y lejos un cielo oscuro, inexistente. 
¿Qué sucedió? Escuchemos a Manucho: "El viento del sudoeste es loco. Viene galopando sobre la polvareda y sus rebencazos relampaguean en el atardecer. Se ríe hasta las lágrimas, se mete en todas partes con bufidos y chaparrones (...) golpea las puertas, echa a volar la ropa tendida (...) cruza la ciudad, mareando las veletas y asu­stando a las campanas (...) El río ya no está. El barro se ensancha hasta perderse de vista (...) Se dice que al­gunos fueron a caballo a la Colonia".
Desde el Fuerte, el virrey don Ni­colás de Arredondo mira con su catale­jo el inusual espectáculo. 
Acaso junto a una fogata un indiecito kilme habrá visto desde la orilla que: "en el fango surgieron unas anclas viejísimas, herrumbrosas, co­mo huesos de cetáceos (...) doquier lanchas tumbadas y como es justo ni un pez, ni un solo pez". 
Menos mal que San Martín de Tours, patrono de Buenos Aires, "está en su salón del cielo (...) se despoja de su anillo de obispo (...) se descalza los guantes escarlatas con bellas cruces de topacio y en una nube percherona con belfos, lomos y crines" enfila hacia la tierra y, sigiloso, entra al amanecer en Buenos Aires. 
¿Habrá visto el santo desde arriba el pobre caserío de la Reducción de la Exaltación de la Santa Cruz de los Quil­mes, el templo parroquial de adobe, los sauces desorientados tratando de esconder las raíces impúdicas?
San Martín de Tours sale en busca del río, debe traerlo. "Las sandalias de oro tórnansele  negras (...) Va en pos del río, descoyuntando sus brazos re­cios dando grandes voces”. 
Al mediodía lo encontró, casi en Montevideo, intentó replegarse "enfu­rruñado, bravío" pero el santo "azota el oleaje sedicioso (...) con su capa que emplea a la manera de flagelo". Y el Río de la Plata se somete "cada vez que el manto bendito lo toca". 
A las cuatro de la tarde el patrono entra en Buenos Aires con el río a cuestas "se dijera un pastor de re­baños fabulosos, con el río manso (...) las olas brincan en torno como vello­nes sucios". 
¿Por qué entonces no le sacamos el catalejos al Virrey don Nicolás de Arredondo y se lo damos al Alcalde de Hermandad de Quilmes, don Martín Gómez, para que vea cómo "el río es­tá de vuelta y ya cabecean los lanchones varados"? 
Reservemos el final del cuento para nuestro indiecito kilme, que aún en la ribera, con el agua a los tobillos, es el único que "ve cómo escurre el santo el agua y los pececillos de su capa moja­da" y "cómo se aleja risueño y se pier­de en los pajonales de la llanura". 
"Manucho"
A veinte años de su muerte,[2] Manuel Mujica Láinez, "Manucho", perdonará esta pedantería de entrar en este ex­quisito cuento "Pastor del río" de "Misteriosa Buenos Aires", para vol­ver a gustar de su fina prosa y perfec­cionar y embellecer los datos históri­cos locales.
A propósito de la posibilidad de enriquecer la historia con los artificios de la literatura, Margarita Yourcenar, la célebre autora de "Memorias de Adriano", dice con respecto a su obra que "uno puede achicar a su gusto la distancia de los siglos y devolver su movilidad, su suavidad viviente a esos rostros de piedra".
Manucho fue un maestro en el arte de unir his­toria y
"El Paraíso"
literatura, "Bomarzo", "Mis­teriosa Buenos Ai­res" y "Aquí vi­vieron" son ejem­plos.

Seguramente el genial habi­tante de "El Pa­raíso" en las sie­rras cordobesas, sabrá disculpar a nues­tro indiecito infiltrado, absorto en ese río que vuelve y que nada tiene que ver con el paisaje aquel de sus ances­tros, en los Valles Calchaquíes, hecho de cerros, valles y cardones.
“...golpea las puertas, echa a volar la ropa tendida, cruza la ciudad, ma­reando las veletas y asustan­do a las cam­panas (...) El río ya no está. El barro se en­sancha hasta per­derse de vista (...) Se dice que algunos fueron a caballo a la Colonia..."
AÑO I N° 3 “Quilmes Historia & Literatura”

Entre las numerosas revistas, folletos, plaquetas, literarias que hubo una de las que tuvo gran resonancia fue VIENTOS SUR, REVISTA CULTURAL, cuyo staff estaba compuesto por: Directora Lucía Rosso, Secretaria de Redacción Bibiana Colubret, Relaciones Públicas Mercedes Hendriksen, Diagramación Ediciones 'Tiempo Sur'. Órgano de la Sociedad Argentina De Escritores Seccional Surbonaerense Delegación Quilmes; cuyos Coordinadores eran: el Dr. Carlos Eusebi y Miguel Ángel Morelli, Secretaria Bibiana Colubret, Tesorera Iris Gardelliano, Vocales: Beatriz Piedras, Mercedes Hendriksen, Patricia Derdak, Lucía Rosso, Chalo Agnelli. Formaban parte de la Seccional Surbonaerense que contaba como presidenta a Darcv Tortonese, vicepresidenta a Alicia Danesino y secretaria a Margarita Muñoz. 
Ejemplares de esta y otras números de “Vientos del Sur” se pueden hallar en la Biblioteca Popular Pedro Goyena.

Compilación Chalo Agnelli
NOTAS

[1] Manuel Bernabé Mujica Láinez nació en Buenos Aires el 11 de setiembre de 1910 y falleció en La Cumbre, Córdoba el 21 de abril de 1984; fue escritor, crítico de arte y periodista Era conocido en el ambiente literario porteño con el sobrenombre “Manucho”
[2] La nota es del 2004

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