DESDE LA TORRE
“El español, lengua para el diálogo”
Retirado
en la paz de estos desiertos,
con
pocos, pero doctos libros juntos,
vivo
en conversación con los difuntos
y
escucho con mis ojos a los muertos.
Si
no siempre entendidos, siempre abiertos,
o
enmiendan, o fecundan mis asuntos;
al
sueño de la vida hablan despiertos.
Las
grandes almas que la muerte ausenta,
de
injurias de los años, vengadora,
libra,
¡Oh gran don Iosef!, docta la imprenta.
En
fuga irrevocable, huye la hora;
pero
aquélla el mejor cálculo cuenta
que
en la lección y estudios nos mejora.
Francisco de Quevedo
(Madrid, 1580 – Villanueva de los Infantes, 1645)
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