HOY HACE... ALFONSINA
Hoy hace... aquella mujer se adentró en el mar para ahogar el cáncer. Llena de amor a la vida; esa vida que gastó atreviéndose y enfrentándose a su época durante 46 años y por la vida no quiso para ella la indignidad de una larga agonía.
Madre coraje, maestra, poeta erótica y sensual, poeta militante, poeta en la reflexión y en la vanguardia; periodista combativa... hizo honor al significado árabe de su nombre: "dispuesta a todo"... Esa mujer fue... es Alfonsina Storni y sus años eran tan solo 46.
Madre coraje, maestra, poeta erótica y sensual, poeta militante, poeta en la reflexión y en la vanguardia; periodista combativa... hizo honor al significado árabe de su nombre: "dispuesta a todo"... Esa mujer fue... es Alfonsina Storni y sus años eran tan solo 46.
En 1926,
invitada por los directivos de la Escuela Normal y un grupo de ex alumnos que realizaban periódicamente lo que llamaban "Tardes culturales de Quilmes", se realizó
en el teatro de la
Sociedad Italiana Cristoforo Colombo un recital poético donde
la presencia de honor fue Alfonsina Storni. Todo
Quilmes asistió al acto y la emoción creada por la fuerza y la sustancia de sus
versos persistió durante varios meses en la ciudad.
Retrato publicado en el periódico local A.B.C. realizado para la promoción del recital que brindó en el Teatro Colón de Quilmes.
EL CLAMOR
Alguna vez, andando por la vida,
por piedad, por amor,
como se da una fuente, sin reservas,
yo di mi corazón.
Y dije al que pasaba, sin malicia,
y quizá con fervor:
-Obedezco a la ley que nos gobierna:
He dado el corazón.
Y tan pronto lo dije, como un eco
ya se corrió la voz:
-Ved la mala mujer esa que pasa:
Ha dado el corazón.
De boca en boca, sobre los tejados,
rodaba este clamor:
-¡Echadle piedras, eh, sobre la cara;
ha dado el corazón!
Ya está sangrando, sí, la cara mía,
pero no de rubor,
que me vuelvo a los hombres y repito:
¡He dado el corazón!
por piedad, por amor,
como se da una fuente, sin reservas,
yo di mi corazón.
Y dije al que pasaba, sin malicia,
y quizá con fervor:
-Obedezco a la ley que nos gobierna:
He dado el corazón.
Y tan pronto lo dije, como un eco
ya se corrió la voz:
-Ved la mala mujer esa que pasa:
Ha dado el corazón.
De boca en boca, sobre los tejados,
rodaba este clamor:
-¡Echadle piedras, eh, sobre la cara;
ha dado el corazón!
Ya está sangrando, sí, la cara mía,
pero no de rubor,
que me vuelvo a los hombres y repito:
¡He dado el corazón!
CUADRADOS Y ÁNGULOS
Casas enfiladas, casas enfiladas,
casas enfiladas.
Cuadrados, cuadrados, cuadrados.
Casas enfiladas.
Las gentes ya tienen el alma cuadrada,
ideas en fila
y ángulo en la espalda.
Yo misma he vertido ayer una lágrima,
Dios mío, cuadrada.
DOS PALABRAS
Esta noche al oído me has dicho dos palabras
comunes. Dos palabras cansadas
de ser dichas. Palabras
que de viejas son nuevas.
Dos palabras tan dulces, que la luna que andaba
filtrando entre las ramas
se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
moverme para echarla.
Tan dulces dos palabras
que digo sin quererlo -¡oh, qué bella, la vida!-
Tan dulces y tan mansas
que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.
Tan dulces y tan bellas
que nerviosos, mis dedos,
se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
cortar estrellas.
comunes. Dos palabras cansadas
de ser dichas. Palabras
que de viejas son nuevas.
Dos palabras tan dulces, que la luna que andaba
filtrando entre las ramas
se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
moverme para echarla.
Tan dulces dos palabras
que digo sin quererlo -¡oh, qué bella, la vida!-
Tan dulces y tan mansas
que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.
Tan dulces y tan bellas
que nerviosos, mis dedos,
se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
cortar estrellas.
DIENTES DE FLORES, COFIA DE ROCÍO
Último poema antes de
su muerte
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara en la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito.
Déjame sola; oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara en la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito.
Déjame sola; oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias... Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...
El 25 de octubre de 1938, Alfonsina se adentró en el mar para preservarse viva.
‘Oh muerte, yo te amo, pero te adoro vida…’
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