CRÓNICA POLICIAL
Era tarde en la
noche. Las 11:30. Entró disparado a la redacción. Sus colegas lo miraron
consternados por un rato, luego uno a uno se fueron yendo. Era común que
tuviera ese aspecto como desencajado y obsesivo, entonces lo evitaban
cautelosamente. Esta vez creyeron que era conveniente irse. El se sentó frente
a su monitor, sacó la cubierta del teclado y con un movimiento violento la
arrojo a su espalda. El aire volteó el peluche que le regaló su sobrino Eloy. Prendió
la PC. Con el índice derecho en el enter, impaciente, apresurando al
aparato que, fastidiado, parecía tomarse más tiempo que de costumbre. Entró
en el Front Page y comenzó la nota:
“Era una mujer
físicamente vulnerable. Alta de 38 años, cabellos teñidos rubios, ojos claros,
tez pecosa y blanca. Alguien se metió en su casa del centro de Quilmes y la
mató a trompadas y varias puñalada. Pareciera que previamente hubo una discusión
violenta. Algunos vecinos confirmaron al cronista que escucharon gritos y una
estruendosa voz de hombre. Otros lo vieron escapar en un Renault 12 con
abolladuras y bastante sucio.
“El crimen
fue en el día de hoy a las 21:30 horas. Voceros de la Policía explicaron que
pese a que en la vivienda estaba todo revuelto, no había, en principios,
indicios de que el atacante se hubiese llevado algo de valor. Hasta este momento
no hay detenidos por el caso. La colaboración de los vecinos y del cronista
hacen sostener a los investigadores que las pistas están encaminadas y son
claras.
“Zulema
Montoro había vivido en ese domicilio desde su infancia. Sus
vecinos afirman que allí nació. Compartía esa casa de la calle Matienzo con su
familia, padre, madre y un hermano que hace 15 años vive en Pensylvania, EEUU. Después al casarse
con Gerardo Papier se mudó al edificio del 314 de la misma calle. Tres años
atrás, después de una relación tortuosa, donde no hubo hijos, se separó de su
marido y regresó a la casa de su familia donde aún vivía su padre, su madre
había fallecido poco después del casamiento de la víctima, quien había obtenido
recientemente su divorcio y absurdamente había celebrado el acontecimiento el fin de semana anterior
con parientes y amigos.
“Los
vecinos afirman que, a pesar de la separación, el marido solía llegarse al domicilio y que siempre que lo
hacía se generaban discusiones subidas de tono, hasta en la misma acera. El hombre no
se había resignado. Le escribía con aerosol en los muros declaraciones
amorosas. Enviaba flores y solía venir con paquetes, con los cuales también se
retiraba después que intervenía el padre
de la mujer, quien afectado del corazón, fue víctima de estos altercados y
murió el pasado 2 de marzo. Zulema Montoro tenía hechas varias denuncias por
agresiones físicas y psíquicas contra su marido en la Comisaría 1° de la
localidad.
"Ninguna cerradura fue violentada, informan fuentes fidedignas. Los investigadores ven un claro motivo pasional. Pareciera que el autor fue un conocido que entró sin problemas. Las habitaciones estaban revueltas como si se hubiera desarrollado una lucha, pero no hay evidencias de robo.
"Ninguna cerradura fue violentada, informan fuentes fidedignas. Los investigadores ven un claro motivo pasional. Pareciera que el autor fue un conocido que entró sin problemas. Las habitaciones estaban revueltas como si se hubiera desarrollado una lucha, pero no hay evidencias de robo.
“La
fiscalía en lo criminal de Quilmes a cargo del Dr. Marcelo Fesquet Burno recibió a las 22
hs. una llamada telefónica denunciando el crimen. Comunicación que se supone se
hizo desde el domicilio de la occisa…
- ¡Don Gerardo! ¡Ey!
¡Don Gerardo...! – El llamado del conserje del periódico, asomado a la puerta
doble de la redacción lo sobresaltó, pero apenas sí levantó las manos del
teclado manchado. Torció levemente la cabeza como para escuchar los pasos que
venían hacia él... y siguió su relato:
... y que el asesino, sin lugar a dudas, fue su marido, enceguecido de
odio por el anuncio que la mujer había hecho en la mencionada reunión de amigos, una
semana atrás, cuando confirmó su unión con Cristian Herrera, Director de este
periódico, "Faro Sur", con quien mantenía una relación desde hacía dos años
y de quien esperaba un hijo...
Sus dedos resbalaban en el teclado, se
pegoteaban. Sintió la sombra del portero detrás y se puso tenso.
- ¡Eh, señor Papier!... Le aviso que su Renault está mal estacionado... Lo
dejó frente al garaje del diario... interrumpe la salida del coche del señor
Herrera, que está apurado... recibió una llamada urgente y tiene que irse
rápido. ¡Eh!... ¿Don Gerardo? ¿¡Me escucha don Gerardo!?...
El portero quedó
mudo cuando vio, por sobre el hombro del cronista de policiales, las manos, los
puños de la camisa y el saco ensangrentados; apoyó la mano sobre el respaldo de
la silla y el rostro desencajado de Gerardo Papier, con los ojos desorbitados,
giró y lo miró risueño. El conserje retiró la mano con precaución y fue
retrocediendo de espaldas, paso a paso, cada vez más rápido, hacia la puerta.
CHALO AGNELLI
7/6/93
Publicado en “Visión 12 – El desinformador”
Quilmes, 2004
Imagen: http://www.clasesdeperiodismo.com
7/6/93
Publicado en “Visión 12 – El desinformador”
Quilmes, 2004
Imagen: http://www.clasesdeperiodismo.com
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