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Mostrando entradas de agosto, 2014

EL CRIMEN FUE EN GRANADA

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Antonio Machado A Federico García Lorca I EL CRIMEN Se le vio, caminando entre fusiles por una calle larga, salir al campo frío, aún con estrellas, de la madrugada. Mataron a Federico cuando la luz asomaba. El pelotón de verdugos no osó mirarle a la cara. Todos cerraron los ojos; rezaron: ¡ni Dios te salva! Muerto cayó Federico —sangre en la frente y plomo en las entrañas—. ... Que fue en Granada el crimen sabed —¡pobre Granada!—, ¡en su Granada!... II EL POETA Y LA MUERTE Se le vio caminar solo con Ella, sin miedo a su guadaña. —Ya el sol en torre y torre; los martillos en yunque, yunque y yunque de las fraguas —. Hablaba Federico, requebrando a la Muerte. Ella escuchaba. «Porque ayer en mi verso, compañera, sonaba el eco de tus secas palmas, y diste el hielo a mi cantar, y el filo a mi tragedia de tu hoz de plata, te cantaré la carne que no tienes, los ojos que te faltan, tus cabellos que el viento sacudía,

«ESENCIA Y MISIÓN DEL MAESTRO» JULIO CORTÁZAR (1939)

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Raquel Gail Artículo publicado el 20 de octubre de 1939, en la Revista Argentina, y firmado por Julio Florencio Cortázar, profesor, graduado en letras en la Escuela Normal de Profesores "Mariano Acosta" de Buenos Aires. Escribo para quienes van a ser maestros en un futuro que ya casi es presente. Para quienes van a encontrarse repentinamente aislados de una vida que no tenía otros problemas que los inherentes a la condición de estudiante; y que, por lo tanto, era esencialmente distinta de la vida propia del hombre maduro. Se me ocurre que resulta necesario, en la Argentina, enfrentar al maestro con algunos aspectos de la realidad que sus cuatro años de Escuela Normal no siempre le han permitido conocer, por razones que acaso se desprendan de lo que sigue. Y que la lectura de estas líneas –que no tiene la menor intención de consejo- podrá tal vez mostrarles uno o varios ángulos insospechados de su misión a cumplir y de su conducta a mantener. Ser maestro signific

SIEMPRE CORTAZAR...

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Tenía 14 años cuando leí por primera vez a Cortázar. Era 1960. "Bestiario" . Fue un regalo que me hizo para mi cumpleaños Carmen Mandile, amiga de mi madre, quien como integrante de la comisión directiva de la Biblioteca Popular Pedro Goyena acababa de leer el libro que alguien donó a esa institución recientemente creada y le pareció exacto para mi pasión lectora.  Yo no conocía al autor, nunca lo había sentido nombrar, creo. Tres cuentos de ese libro cambiaron mi salvaje y desordenado gusto por la lectura: Casa Tomada, Circe y Bestiario . Eso fue suficiente para correr a la librería "El Inglés" y pedí a sus dueños Alicia Bornand y su esposo Osvaldo Carbone, más de ese tal Cortázar. Prometieron traérmelo a la brevedad y así llegué a "Final del juego" y " Las armas secretas ". En la librería Sarmiento , encontré y navegué luego con "Los premios" y de allí salté por largo tiempo a "Rayuela", que fue libro de viaje, pues