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" EL CALLEJÓN" DE JUAN J. CORNAGLIA

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En EL QUILMERO EN LA GOYENA se publicó recientemente [1] una nota referente a la obra del escritor quilmero don Juan J. Cornaglia, con la colección de libros de este autor que posee la Biblioteca Popular Pedro Goyena . Este relato se halla en el Número Extraordinario del diario El Sol de noviembre de 1947. Cornaglia era un asiduo colaborador de los medios locales . La historia, como toda la obra de este autor, contiene numerosos criollismos, propios del habitante de la llanura bonaerense: “ hablando zonceras” ; “De porra me trenzaría con las bochas”…;  “En cuanto sosiegue el agua…” ; que de todas maneras no ameritan que se catalogue como literatura gauchesca la obra de Cornaglia, pues no se puede establecer un paralelo entre el gaucho propiamente dicho y el peón de campo. Otras son las esencias, los orígenes y los objetivos de cada uno de esos nobles sujetos de nuestra pampa bonaerense. Sí se puede vislumbrar en la construcción sintáctica la parquedad que les es propia a ambos.

“EL SUEÑO DEL PIBE” CUENTO DE MARÍA CLARA DAL MOLÍN

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Cuando entró con la bicicleta por el corredor del conventillo ya lo sabía medio mundo. El Dany era popular, querido, era un poco el pibe de todas las piezas. Por eso la carta - que había traído otro como él - había pasado con el emblema de la Academia de mano en mano: de la vieja a la Sonia, de la Sonia al Pato, del Pato al hijo de los Torres y del hijos de los Torres a don José, que vivía sentado en el patio y, entonces ahí, aunque la carta no hubiera sido abierta, la noticia se había desparramado por todo el convento; lo habían llamado al Dany, iban a probarlo en Racing. -¡Te llamaron, Negrito, te llamaron! Siguieron las palmadas, los abrazos, los chiflidos y el llevarlo en andas hasta la puerta de la pieza donde ya la familia sabía y se podía entrever una sonrisa en las caras asomadas de los vecinos. -Te felicito - dijo la madre. Sacó de una silla un montón de ropa que le habían traído para lavar, se secó las manos en el delantal y le dijo: - Vení, Dany

“EL SILENCIO, LARGO, MUY LARGO, QUE HUBO DESPUÉS” - UN CUENTO DE HUGO MURNO

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A la memoria de Jorge Backmas y Julio A. Rivello Lentamente fue pasando ante mí el cortejo fúnebre. Primero la carroza, con el ataúd, tirada por aquellos cuatro enormes caballos negros, con el cochero y el lacayo sentados allá arriba, enfundados en sus negras vestimentas y sus altas galeras, tipo sombreros de copa, iguales a las de los otros empleados de la funeraria que iban parados en los pescantes traseros de los incontables carruajes portacoronas y, también, los otros, los que iban conduciendo, en los pequeños coches, estilo calesas, con los deudos, familiares y amigos sentados en su interior .Despacio, cansinamente y silencioso hizo su paso y se alejó por la calle principal, inusitadamente llena de gente a esa hora de la tarde en un día de trabajo y de pleno verano, preelectoral.   Incomprensible, era todo lo que veía con mis ojillos curiosos que se escapaban de sus órbitas tras todos los movimientos. Y el asombro y la curiosidad y la incredulidad mía, eran comunes a

LOS OJOS DE LOS POBRES

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¿De modo que quieres saber por qué te odio hoy? Te será, sin duda, más difícil entenderlo que a mí explicártelo, pues creo que eres el más bello ejemplo de impermeabilidad femenina que cabe encontrar. Habíamos pasado juntos una larga jornada que me resultó corta. Nos habíamos prometido que nos comunicaríamos todos nuestros pensamientos el uno al otro y que en adelante nuestras almas serían una sola; claro que este sueño no tiene nada de original, como no sea que ningún hombre lo ha visto realizado, aunque todos lo hayan concebido. Al anochecer, como estabas algo cansada, quisiste sentarte en la terraza de un café nuevo que hacía esquina con un bulevar también nuevo y todavía lleno de escombros, que ya mostraba su esplendor inacabado [1]. El café estaba resplandeciente. Hasta el gas del alumbrado desplegaba todo el fulgor de un estreno e iluminaba con toda su fuerza las paredes de una blancura cegadora, las superficies deslumbrantes de los espejos, los dorados de las mold

HAROLDO CONTI - REPARACIÓN HISTÓRICA (COLABORACIÓN)

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Se realizó el acto de reparación histórica sobre el legajo docente del escritor y militante desaparecido Haroldo Conti en el que figuraba “ cesante por abandono de tareas” luego de su desaparición forzada en el año 1976. El 5 de mayo de 1976 el escritor, periodista, docente y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), Haroldo Conti, fue secuestrado de su departamento de Fitz Roy al 1205, ciudad de Buenos Aires. Sobre su escritorio de trabajo vacío después de la irrupción de las bestias al servicio de la dictadura militar quedó un cartel que decía “ este es mi lugar de combate y de aquí no me moverán”.  Pero sus captores no supieron lo que decía ese letrero, porque estaba escrito en latín, escribió Gabriel García Márquez en un artículo aparecido el 20 de abril de 1981. Sin embargo, para las autoridades escolares de la época el dato de su desaparición era irrelevante, lo importante era que no estaba asistiendo a dar sus clases, por lo que su legaj